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Apuntes básicos para evitar algunos problemas innecesarios al traducir

By Manuel Martín-Iguacel | Published  05/10/2006 | Business of Translation and Interpreting | Recommendation:RateSecARateSecARateSecARateSecARateSecI
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Quicklink: http://som.proz.com/doc/687
Apuntes básicos para evitar algunos problemas innecesarios al traducir

o cómo hacerle la vida más fácil al cliente y a uno mismo.

Después de llevar unos cuantos años enredado en el apasionante mundo de la traducción de textos técnicos, económicos y financieros, principal pero no exclusivamente, trataré de aportar mi grano de arena en este foro compartiendo unas recomendaciones básicas procedentes de mi propia experiencia con el propósito de ahorrarse algunos problemas innecesarios. No pretendo ser innovador ni descubrir el átomo a estas alturas, solo me gustaría repasar algunos “hints and tips” que aunque obvios pueden resultar de utilidad. Es muy posible que este artículo sea más atractivo tanto para estudiantes de traducción como para aquellos traductores que se están iniciando en la profesión, a los cuales aprovecho esta oportunidad para animarles y recomendarles algunas dosis de paciencia, así como una buena cafetera que no les deje tirados en las largas noches de invierno. Para aquellos traductores más experimentados, supongo que se verán en mayor o menor medida reflejados en las palabras que siguen a continuación.

Lo que depende de nosotros, traductores. Lo evidente.

Huelga decir que no resulta muy cómodo ni práctico para el traductor el hecho de aceptar proyectos para los que no se esté debidamente cualificado.

Lo que ya no depende de nosotros, traductores. Lo que ya no es tan evidente.

Constatación de un hecho: Los autores de los textos que son objeto de traducción, afortunada o desgraciadamente, son tan humanos o inhumanos como nosotros mismos.

Es de dominio público que la calidad de algunos textos que nos encargan traducir a otras lenguas es más bien, cómo decirlo sin herir sensibilidades... ¿deficiente?. Creo que este calificativo me servirá. La mayoría de los autores de dichos textos son ingenieros competentes y expertos en procesos, en telecomunicaciones, física molecular o electrónica, etc. Sin embargo algunos de ellos no son tan duchos en el arte o ciencia de la redacción, y lo que es peor, me temo que a muchos de ellos tampoco les importa. Por otra parte, en más casos de los deseados el original se escribe con demasiada velocidad, los plazos de tiempo que se les asignan a los autores son demasiado ajustados, así como la información y recursos de que disponen. Incluso se da el caso de que hay ocasiones en las que el manual se llega a redactar, increíble pero cierto, antes de que el producto en cuestión esté terminado. Sin olvidar que en no pocas ocasiones, el texto que supuestamente es el original (como tal nos lo venden), no lo es, sino que, sorpresa, sorpresa, se trata de una traducción del japonés o del turco al inglés, con lo que el número de nuestros problemas potenciales al traducirlo es susceptible de elevarse exponencialmente. Suena de lo más atractivo. En definitiva, que la falta de claridad en los textos origen nos puede crear auténticos quebraderos de cabeza. Repasemos algunas recomendaciones para mitigar esta deficiencia inicial.

La primera medida que sugiero y practico es pedir al cliente material de referencia, es decir, ediciones previas (si es que las hay disponibles, lo que los sajones denominan “legacy material”) del texto que nos ha encargado traducir o, en su defecto, memorias de traducción, glosarios o publicaciones análogas o de carácter similar con el fin de mantener el tono y estilo y garantizar la coherencia terminológica. Parece obvio lo que digo, ¿verdad?, pues no siempre lo es. Resulta que muchas veces se dispone de estos materiales y, sin embargo, no se les ocurre ponerlos a disposición del traductor. Llevando a cabo esta práctica, el cliente se puede ahorrar mucho tiempo en las fases posteriores de revisión y edición. Si el cliente se da cuenta de que le ahorramos tiempo (que lógicamente equivale a dinero) en tales procesos posteriores a la traducción, es muy posible que su grado de satisfacción aumente y, del mismo modo, se incremente como consecuencia directa la probabilidad de que nos vuelva a encargar otro proyecto en el futuro.

No obstante, y no quiero aguarle la fiesta a nadie, debo añadir que uno no debe echar las campanas al vuelo y fiarse del “legacy material”, las memorias de traducción o los glosarios (que nos pueda proporcionar el cliente) considerándolos como si fueran un texto sagrado.

Nunca se debe interpretar, conjeturar o adivinar un significado dudoso en el texto origen. En caso de que no sea posible resolver una duda debido a un texto origen cuya claridad expositiva es deficiente (por ejemplo, la estructura sintáctica de una frase determinada carece de sentido, y no hay manera de encontrarlo) se debe preguntar al cliente, intentado proponerle, siempre en la medida de lo posible, interpretaciones inteligentes de la frase o segmento en cuestión. Un recurso que se puede aplicar para solucionar problemas de este tipo, en el caso de proyectos multilingües, consiste en solicitar la traducción de la frase problemática en otras lenguas que manejemos para ver si nos pueden servir de alguna ayuda.

Que el texto meta nunca sea más específico que el origen. No forma parte de nuestro cometido el añadir información adicional que no aparece en el texto origen.

Curiosamente, y por si todo lo expuesto anteriormente no resultara suficiente, se dan los casos de multiplicidad o incoherencia terminológica. Cuando esto resulte evidente, se deben advertir al cliente, los casos en que un mismo objeto o concepto es designado empleando diferentes términos en el texto origen. Es decir, que hay un problema de coherencia, o mejor dicho incoherencia terminológica que no debería filtrarse al texto meta.

Por último y para garantizar un servicio profesional aunque en la mayoría de las ocasiones se dispone de muy poco tiempo y por muy cansados y hartos que estemos de la traducción que acabamos de dar a luz, deberíamos releerla una última vez con las mayores dosis de calma y atención posibles con el fin de depurarla y eliminar los posibles errores tipográficos e incoherencias que se hayan deslizado de forma traicionera.

Esto es todo de momento. Un saludo.


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